Lo que crees… crea!
¿Cuáles de tus creencias te funcionan para lo que realmente quieres ser, hacer y tener y cuáles, al contrario, te limitan…?
Para poder responder esta pregunta primero es necesario tomar consciencia de ¿qué son las “creencias”, cómo se forman y cómo están determinando mis resultados…?
Las “creencias” son generalizaciones que les damos Fé, es decir, son ideas que las asumimos como verdades y pensamos, sentimos y actuamos de acuerdo a ellas.
Las “creencias” se instalan en nuestra mente desde el momento de la concepción y es nuestro medio ambiente el responsable directo de su influencia, empezando desde la familia en la cual nací hasta la cultura del país en el cual vivo; es decir, la “matrix” en el cuál existo.
Muchas de estas creencias las adopto como propias por herencia, sin cuestionar si en realidad son verdaderas o no. Un ejemplo de esto es el contexto religioso en el cual nací, adopté esta creencia como propia por herencia que se ha traspasado por generaciones en mi familia.
Todo en el universo es causa y efecto, y esto hace que una “idea” se transforme en una “creencia”, ya que al pensar, sentir y actuar de acuerdo a ella la hago real y parte de mi por los resultados que esta genera. Esto no quiere decir que una “creencia” sea una ley inmutable en mi vida, lo importante es tomar consciencia de ¿cuáles de las creencias que practico me función para lo que realmente quiero ser, hacer y tener…?
Toda idea que viene a nuestra mente nos genera un sentimiento o una emoción y es esta emoción la que determina la intensión detrás de cada acción. Es la intensión detrás de cada acción la que hace la diferencia en los resultados que obtenemos y es en este punto donde está la clave para determinar si son mis “creencia” útiles o funcionales para los resultados que deseo obtener.
La intensión la podemos entender como la “actitud” que adopto en cada uno de mis actos y lo importante es analizar cuán alineada o congruente está esta “actitud” con lo que deseo lograr; por ejemplo, si mi objetivo es generar más abundancia económica en mi vida, cuán alineado están mis ideas con respecto a lo que siento y hago…? Si mi objetivo es generar más abundancia ¿que tan factible es que se de si mis actos están basados en la escases…? Si pienso en atraer más dinero a mi vida pero cada vez que lo tengo siento que debo deshacerme de él lo más pronto posible o porque no me lo merezco, si cada vez que tengo la oportunidad de comprar algo no lo hago porque pienso que es muy “caro”, etc.; ¿qué tan lógica es esta actitud con el resultado que estoy buscando…?
En este ejemplo, son mis propias “creencias” las que limitan el alcance mis objetivos porque están desalineadas o en incongruencia con lo que deseo, es decir, lo que siento y hago contradicen lo que quiero.
No se trata de catalogar a las creencias como “malas” o “buenas” ya que es algo muy subjetivo de acuerdo a cada persona y a su forma de ver el mundo, pero sí de analizar si mis creencias funcionan o no de acuerdo a mis objetivos.
Obviamente es de vital importancia saber primeo lo que realmente quiero, es decir, determinar dónde estoy y a dónde voy. Una vez claro mi objetivo puedo tomar conciencia si mis “creencias” son útiles o al contrario me limitan para alcanzarlo.
Entonces un buen parámetro o espejo para medir la “calidad” de mi “creencias” son mis resultados, si no estoy conforme con los mismos, no es producto de factores externos o de la “suerte”; es producto de cuán alineados estamos entre lo que pienso, digo y hago; es decir, entre el:
SER – HACER – TENER.